Opinión - Actualmente, existe un aumento de personas jóvenes con ACV, lo que pudiese estar asociado a los estilos de vida poco saludables como el consumo de tabaco, vidas con alto nivel de estrés, sedentarismo y uso de pastillas anticonceptivas. Algo positivo es que dichos factores que pueden ser abordados de manera preventiva por medio de políticas públicas.
Otro factor de riesgo corresponde a la edad, ya que a mayor edad existe mayor riesgo, el sexo, los hombres tienen un riesgo más alto, al igual que las personas que tienen familiares directos con antecedentes de ACV.
Es fundamental, según lo que señala la evidencia, que los programas de rehabilitación tengan un enfoque interprofesional, que ponga en el centro las necesidades del usuario, se oriente en resolver las deficiencias y limitaciones que presenta la persona como consecuencia del ACV, buscando favorecer la participación y calidad de vida de la persona.
La evidencia señala, además, que es necesario que las intervenciones tengan una alta frecuencia, de al menos 3 sesiones por semana, con una duración de 60 minutos, basadas en actividades funcionales, las que deben ser motivadoras para el usuario, con metas logrables.
Es de suma importancia poder conocer los signos y síntomas que indican que una persona se encuentra cursando un ACV. Mientras más rápido acudamos a un servicio de urgencia hospitalario, mejor es el pronóstico de sobrevida de la persona.
Debemos prestar atención a las siguientes señales: dolor intenso de cabeza que no cede, dificultad o pérdida en la movilidad de un lado del cuerpo (brazos o piernas), así como no sentir las extremidades. Dificultad para comunicarse y/o desorientación.
Por: Katherine Alexandre
Directora Magister Neuro Rehabilitación U. Andrés Bello
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