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Comunicación y vinculación afectiva: Los mejores protectores contra el abuso de niños


Nacional - Psicóloga de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) sostiene que, desde pequeños, se les debe hablar sobre cuáles son sus partes privadas y precisar que nadie tiene derecho a tocarlas.


El triste desenlace del pequeño Tomás Bravo volvió a colocar en la palestra la importancia del cuidado responsable de todo niño o niña, así como también la urgencia de promover el desarrollo de conductas de autocuidado.


Para la sicóloga de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Cecilia de la Cerda, especialista en temas de violencia de género e infancia, la mejor herramienta de prevención es mantener una buena comunicación y una relación de confianza con nuestros hijos e hijas, y con los niños que están a nuestro cuidado. En su opinión, es fundamental que efectivamente sientan que serán escuchados ante situaciones que les afligen, que sepan que les creerán y que se investigará para descubrir qué les ocurre.


”Es una relación previa que no se establece a propósito de un evento, sino que justamente es una relación estable a lo largo del tiempo. Es la que va a configurar una medida de protección más eficaz para prevenir este tipo de situaciones. Cuando el niño o la no han sentido durante su vida que no pueden confiar en los adultos que los rodean, no nos van a contar lo que nos ocurre y eso constituye un primer nivel de protección y de riesgo cuando no se da”, dijo la psicóloga.


Agregó que, además de generar espacios de confianza con los niños y niñas, es importante conversar con ellos acerca de cuáles son los límites que deben colocar a los demás en relación a su cuerpo. Esto implica hablar en forma clara y simple sobre cuáles son sus partes privadas y precisar que nadie tiene derecho a tocarlos, bajo ninguna circunstancia, u obligarlos a hacer algo que no quieren o que les incomode.


Es más, la académica de la Facultad de Ciencias Sociales enfatizó que desde antes de hablar, los expresan corporalmente cuando algo les molesta, como por ejemplo, tomarlos en brazo, sentarlos en las rodillas o apretarlos más de la cuenta. La psicóloga subrayó la importancia de que nosotros como adultos respetemos esas expresiones de molestia, las que se manifiestan incluso desde que son bebés. Una vez que el lenguaje verbal está desarrollado, se le enseña a decir que no quieren algo o que no les gusta la acción que otra persona ejerce sobre ellos y ellas.


CUANDO SON MAYORES


Ahora bien, cuando los niños van creciendo, es importante conversar acerca de sus derechos, acerca de que los adultos debemos protegerlos, tanto en el ámbito de la familia como en la esfera escolar y social. Junto con ello, la especialista hizo hincapié sobre el rol del Estado respecto a las vulnerabilidades psicosociales que enfrentan las familias en el proceso de crianza de los hijos.

“Es bien complicado dar lineamientos allí, porque el Estado tampoco se hace cargo de esas necesidades de ofrecer jardines infantiles en número suficiente, en darle a los cuidadores de esos niñas y niños los tiempos necesarios para cuidar a sus hijos e hijas. Aquí hay una política país y de cómo se protege la infancia que está al debe y lo hemos visto con los casos ocurridos en Sename, con la desaparición de este niño, que fue muy mediática, pero en Chile hay munchos niños y niñas que están desaparecidos y de los cuales no se habla. Entonces, esta no es una situación tan puntual como en el caso de Tomás, sino que aquí hay una cosa mucho más global de la cual hay que hacerse cargo”, concluyó la psicóloga.


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